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BLACK DRAGON

HISTORIA X. Cap.3 Y fin

Prometó no volveros a hacer sufrir con mis locuras. O las escribo del todo antes de publicarla, o sin más me retiro de la escritura. Pues aquí está el final esperado.
Solo le quedaba una solución. Casi siempre llevaban a revelar las fotos a la misma cadena de revelado. Podía estar en cualquiera de las tiendas de la cadena y no sabría si se las darían sin resguardo. Tenía una posibilidad pero no estaba muy seguro. La posibilidad consistía en implicar a una amiga que trabajaba en una de las tiendas desde hacía años, y había pasado a ser gerente hacía un mes más o menos. El implicar a esa persona podría ser perjudicial para ella en muchos aspectos. Era meterla en un lío en el trabajo, y fuera de él con los secuestradores. Julio la tenía mucho aprecio y no pensaba liarla, pero no le quedaba otro remedio. Se fué a la parada del autobús que le llevaría al centro, espero un par de minutos a que llegase y se subió. Aún tenía un cuarto de hora, antes de llegar al centro, y así podría pensar tranquilamente en qué método utilizar para no liar a su amiga. Pero antes de ponerse a planear que decirle el busca sonó, y el corazón de Julio empezó a latir a toda velocidad. Sacó el móvil temblorosamente y marcó el número que venía tras la foto. La respuesta no se hizo de rogar:
-Muy bien, Julio. Sólo le ha costado treinta segundos responder. ¿Cómo van nuestros negocios? -era la misma voz femenina de antes.
-Hago todo lo que puedo -Julio, no podía disimular su nerviosismo
-Más le vale, por cierto ¿cuál es su parada?
Julio se quedó en blanco. Ahora sabía que la llamada que había tenido que hacer, sólo tenía como objetivo, hacerle saber que estaba siendo observado
-Voy al centro de la ciudad. ¿Cómo está Lydia? ¿Puedo hablar con ella? –quería cambiar de tema porque no sabía qué pretendían.
- Muy bien… de momento. No haga ninguna tontería. Tendrá noticias nuestras pronto. Adios
A Julio no le dió tiempo a responder. Ahora, no sabía que estrategia seguir. Miró delante del dónde estaba sentado, y luego detrás. O no había nadie sospechoso, o lo eran todos. No había nada diferente en ninguna persona, así que podía ser cualquiera. A Julio le entraron las dudas. Si iba a por las fotos, igual se las quitaban al salir, y quién sabe qué harían con Lydia. Decidió bajarse una parada antes para pasear un rato y descubrir quién era su perseguidor. Y así mientras paseaba, pensaba que le diría a su amiga. Llegó la hora de bajar, y apretó el timbre para avisar al conductor. El autobus esperó, y para sorpresa de Julio no se bajó nadie. Julio no entendía nada. ¿Le seguirían en coche? Julio, se metió en un callejón que había cerca y esperó al final escondido, pero pudiendo observar si alguien venía detrás suyo. Esperó dos minutos, y la única persona que apareció fue una señora mayor con un bastón, que estaba claro era incapaz de perseguir a nadie. Julio se sentó en un banco, se sacó un cigarrillo y se puso a pensar mientras fumaba. Ya no sabía si le seguían o no, pero estaba claro que sabían donde estaba él. “¿Llevaré algún tipo de transmisor? No puede ser otra cosa, pero ¿dónde? ¡En el busca, está claro! Por eso me dicen lo de la amenaza de matarla si no respondo al busca, para asegurarse de que siempre lo lleve encima. ¡Que cabrones!” Una vez que había llegado a esa conclusión se puso a pensar que decirle a Nora.
Nora había sido compañera de Julio durante varios años en la universidad. En esa epoca se hicieron muy amigos y algo más. La relación no fue a más pero la amistad la mantuvieron, y seguían llamándose por teléfono y contándose sus éxitos y derrotas en la vida. Ella era un chica de estatura media, pelo claro y ojos claros. Su cuerpo era maravilloso, pero no tanto como su inteligencia y su personalidad. Era también una gran deportista. Julio lamentó perderla como amante muchos años hasta que conoció a Lydia. Y se alegró de que no perdiesen esa amistad. Por esas cosas y muchas otras no quería meter en líos a Nora. Así que evitaría contarle todo lo posible. Llegó a la tienda y salió a atenderle un chico joven. Julio le preguntó por nora, y el chico desapareció por la trastienda. Al rato Nora asomó la cabeza y al ver a Julio le hizo una señal, para que pasasé con él detrás. Julio se metió mientras el chico salía a atender a otro nuevo cliente.
-Hola Julio, ¿qué te cuentas? –la voz era suave
-Nada nuevo –mintió todo lo posible, aunque no sabía si la engañaría
-No te importa estar aquí atrás, ¿no? Es que estoy revisando este material que acaba de llegar –Nora hablaba mientras abría unas cajas
-No, tranquila. Verás, tengo un problemilla. Lydia vino hace unos días para revelar un carrete a una de tus tiendas, no sé a cuál, y hemos perdido el resguardo. ¿Podrías ayudarme? –cruzaba los dedos mientras decía esto
-Pues sí te puedo ayudar. ¿Seguro qué no sabes a qué tienda fue? –dijo sin girarse
-No, no se acordaba
-Pues vaya cabeza, porque si no se acuerda habiéndolo traído hace tres días y después de estar hablando media hora conmigo, es que está muy mal de memoria. ¿Qué pasa? A mí no me engañas. Pasa algo y te lo he notado desde el principio –no cabía duda de que Nora conocía muy bien a Julio
-¿Están aquí? ¿Me las puedes dar? –a Julio sólo le importaban las fotos ahora
-Sí, las tengo, pero no te las daré hasta que no me cuentes qué es lo que pasa
-Es muy complicado, quédate al margén y no hagas preguntas
-Tú eres idiota o qué. Me estás asustando. ¿Tan serio es?
-Más de lo que te imaginas –dijo Julio rotundamente
-Pues estás loco si te piensas qué te voy a dejar sólo en esto. Voy a por las fotos ahora mismo pero ya puedes ir empezando a contármelo todo –y después de echarle una mirada de las que te dejan de piedra, Se fue al archivo dónde guardan las fotos y sacó las que Julio necesitaba.
Julio sabía que no podría darle más largas a Nora ni mentirla y también sabía que no le darías las fotos si no le explicaba lo que sucedía así que le contó a regañadientes toda la historia desde el principio hasta el final. Justó cuando terminaba de contarle lo sucedido, el busca sonó, y Julio hizo la llamda de rigor. Fue muy corta, con la misma mujer, y sin ningún tipo de novedad. Nora mientras hablaba Julio se puso a mirar las fotos. Si había algo que era tan importante como para secuestrar a alguien convenía saberlo antes de entregarlas sin más. Cuándo Julio colgó, se encontró con que Nora miraba fijamente una foto y tenía cara de asustada. Julio le preguntó que pasaba pero no recibió respuesta, así que se puso detrás de Nora para ver lo que ella veía. Julio también se quedó sin palabras. Tras unos segundos por fín reaccionaron. Nora decidió acompañar a Julio a hacer el intercambio. Era muy grave lo que estaba pasando, y Julio necesitaría tener las espaldas cubiertas. Pero antes de salir de la tienda, Nora hizo una copia de la foto. Julio llamó por telefono a los secuestradores, y les dijo que tenía las fotos y que podían hacer el intercambio ya. Los secuestradores le dijeron que se reunirían dentro de una hora en el parking del campo de futbol y ya no hubo más noticias de ellos hasta la hora del cambio. Nora le dio las llaves de su coche a Julio para qué fuese allí y ella le pidió las llaves de la moto al chico que trabajaba con ella, quién no le puso pegas a la jefa. Nora sólo le dijo a Julio qué no se preocupase que ella no iba a avisar a la policia, que fuese al sitio de entrega y que no se preocupase, se subió en la moto y se marchó. Julio cogió el coche, y se fue directamente al parking. Llegó media hora antes de la cita, pero no sabía qué hacer, fumó y fumó, mientras el tiempo parecía detenerse en vez de avanzar. Por fín, tras casi un paquete de cigarros, la hora llegó. El parking estaba vacío y pesé a haber oscurecido, las farolas no se habían encendido. Estaba a las afueras, y no habría partido hasta la semana que viene. De repente vió cómo se acercaba una furgoneta y vió cómo se detuvo delante de él a unos veinte metros. Alguién bajo del coche y se puso delante de los faros.
-¿Has traído las fotos? –seguía siéndo la voz femenina de todas las llamadas
-Sí. ¿Dónde esta Lydia?
De repente se abrió la puerta lateral de la furgoneta y alguién bajo a empujones a la novia de Julio, que estaba con los ojos vendados y las manos atadas. Julio se alegró de verla sana y salva y salió corriendo para abrazarla, pero la voz le detuvo:
-¡Alto! ¿Dónde te crees que vas? –gritó la mujer, y Julio se detuvo al instante.
Julio se preguntaba dónde estaba Nora y que tenía planeado. Si las cosas se torcían nadie se enteraría. La voz siguió hablandole:
-¿Dónde están las fotos? –la voz se volvía seria por momentos
-Aquí las tengo –y sacó el paquete de dentro del coche
-Lo haremos así. Avance con las fotos hasta la mitad del recorrido y dejelas en el suelo. Yo iré con Lydia hasta la mitad y si las fotos son correctas dejaré que Lydia siga su camino y os marcheis.
-¿Cómo puedo estar seguro de qué no nos engañaréis? –osó a decir Julio
-No lo podrás estar. De lo que puedes estar seguro es que si no lo haces como lo decimos ella morirá –la mujer se giró, hablo con su compañero, él asintió, se metió dentro de la furgoneta, y la mujer se quedó afuera con Lydia.
Julio avanzaba con miedo hasta la mitad y repitiendo entredientes una y otra vez que si Nora tenía un plan, ya era hora de qué lo diese a conocer.
De repente el móvil vibro, pero no dió sonido. Julio sabía que eso era un mensaje y no sabía porque pero sospechaba que era Nora. Disimuladamente lo cogió y leyó el mensaje:
“Unos amigos y yo observamos d cerca. Cuando regreses al coche meteté y arranca. Cuando Lydia este contigo huid. Si algo va mal, no salgas. Deja todo en mis manos”
Julio volvió a guardar el móvil sin que los secuestradores se dieran cuenta y echó un vistazo intentando averiguar donde estaba su amiga. No lo consiguió. Julio llegó a más o menos la mitad y dejó las fotos con los negativos en el suelo. Retrocedió sin dejar de mirar a los secuestradores, y tal como le indicó Nora se metió dentro del coche y lo arrancó. Desde ahí pudo ver como la mujer se acercaba con Lydia al lugar donde estaban las fotos. Se agachó, abrió el paquete, asintió, y dejó suelta a Lydia mientras ella retrocedía a la furgoneta. Lydia corrió, se metió dentro del coche, y le dió un fuerte abrazo a Julio. Todo iba a salir bien, todo estaba a punto de terminar. Pero Julio vió cómo la mujer y su acompañante salían de la furgoneta armados con metralletas. Julio apretó a fondo el acelerador y le dijo a Lydia que se agachase. Las balas empezaron a silbar y los cristales de las lunas estallaron sobre sus cabezas. “Estaba claro que era demasiado fácil”, pensó Julio. Julio dió un volantazo, y dirigía su coche hacia la entrada del campo de futbol. Uno de los secuestradores dejó de disparar, se metió dentro de la furgoneta y la arrancó. La secuestradora se subió por el lateral, y siguió disparando mientras su compañero inició la persecución. “¿Dónde estás Nora? Te necesito ¡ya!”, Julio sentía mucho miedo. Pero su salvación no tardó en aparecer. Julio vió como del campo de futbol salía un grupo de unas veinte motos. La lider del grupo estaba claro quien era. Tanto ella como el resto de los moteros llevaban algo en las manos, unos llevaban unas bolsas rellenas de algo desconocido, otros llevaban pinchos, y otros llevaban cocktailes molotovs de fabricación casera. Julio entonces se acordó de la afición de su amiga. Ella y nos amigos suyos eran aficionados a los juegos de guerra, y se reunían todos los fines de semana para hacer guerras de pintura y otra serie de diversiones militares. Esto no era una diversión, pero tal y como gritaban los motoristas cuando Julio pasó por su lado, parecía serlo. Miró por el retrovisor y vió lo que era una auténtica maniobra militar. El primer grupo de motoristas, lanzaba unos globos de agua que al impactar se comprobó que estaban rellenos de pintura negra. Los globos impactaron contra el parabrisas dejando al conductor sin visión que empezó a hacer eses de una lado para otro. Los motoristas del primer grupo se separaban al igual que un escuadrón de aviación. Unos para un lado y otros para otro, dejando en primer lugar al segundo grupo. El segundo lanzó al suelo un montón de clavos y realizó la misma maniobra que el primer grupo. Ya sólo quedaba el final. Los motoristas del tercer grupo se detuvieron, y esperaron a que la furgoneta llegase hasta la zona de los clavos, mientras prendían fuego a los trapos de los cocktailes. La furgoneta ya estaba sin control, y una vez estallaron los cuatro neumáticos el desastre era inminente. La mujer dejó de disparar hacía un buen rato. Estaba claro que no esperaban este ataque. Cuando la furgoneta se detuvo, los motoristas lanzaron los cocktailes y el espectáculo de fuegos comenzó. Todo había salido bien al final. Nora se detuvo al lado del coche donde Julio y Lydia observaban las pirotecnias en su honor.
-¿Ves como no tenías que preocuparte? –dijo Nora mientras sonreía a Lydia
-Muchas gracias –dijeron los dos a la vez
-Bueno tortolitos, os dejo, que mis amigos y yo vamos a celebrar esta victoria –y mientras se volvía a poner el casco, sus compañeros se reunieron alrededor de la capitana, y una vez en marcha todos se alejaron cantando canciones que ellos sólo sabrían que significado tenían.
Julio miró a Lydia, la sonrió suavemente y por fín habló
-¿Por qué no me dijiste lo que viste hace dos sábados en la montaña? –intentaba hacerse el duro pero no podía
-Porque no pasó nada –respondió Lydia con cara de gilipollas
-¿Cómo que nada? ¿Y esta foto qué es? –y cogió la copia y se la enseñó a Lydia.
Lydia cogió la copia, la observó, y puso la misma cara que pusieron Julio y Nora cuando la vieron por primera vez
-¿Qué es esto? Por Dios, yo no saqué esta foto. No entiendo nada
Julio estaba igual que ella, tampoco entendía nada, sólo sabía que todo había terminado, se puso en marcha y paró con el cohe al lado del fuego, y arrojó la foto a las llamas, no quería saber nada más. Todo llegó a su fin… ¿todo? No. ¿Qué había en la foto? Pues bien, en la foto salían una mujer y un hombre, torturando a alguien o algo, eso no se distinguía pero lo terrorifico era las sombras que acechaban al hombre y a la mujer. Sobre ellos, había unas grandes sombras oscuras, que parecían tener pinchos en las manos, y echaban una especie de fuego por la boca. FIN
Sé qué el principio era mejor que el final, pero bueno, es mi primer relato. Iré mejorando, sobre todo con consejos e ideas. Hasta pronto

1 comentario

La Loca... -

Mu bien, un poco... Catastrófico, pero bien.
Sólo faltan los extraterrestres y Farruquito.
;P